lunes, 25 de abril de 2011

Antonio Rangel (Simitrio Quezada)


Simitrio Quezada, que no Quijada ni Quijano, ni Quejoso ni Quijote,
 nació como heterónimo o quizá como homónimo, los biógrafos en esto andan muy despistados, en un lugar de la Red por obra y gracia de un afamado clonador de nicks, hoy muy dado al olvido que respondía (porque era muy respondón) al nombre de Antonio Rangel.
Si somos dogmáticos confiaremos en la existencia del tal Rangel aunque nuestra única prueba sea su histeria y la histeria que contagiaba hace algunos años en el infierno chico de la gran Ficticia. Acaso, ateniéndonos a los datos positivos encontraremos pruebas de que Antonio Rangel creció en la Ciudad de México, pasó por la UNAM, donde aprendió algunos latinajos, pero si se encarriló en la escritura fue principalmente por su vocación de vagancia.
La leyenda cuenta, además, que un día fue iluminado por el Arcángel Gabriel y, junto con Don Pollón, Héctor, domador de caballos y Pornole, fundó una secta literaria llamada teatralismo primitivista. Nada se sabe hoy de ellos, salvo que deben estar en el Reino de los Cielos.

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