miércoles, 13 de junio de 2012

151. Abril — 2012

CONCURSO CLI ABRIL – 2012

JURADO: RICARDO ROBLES CRUZ

TEMA:

La magia, minis que contengan la magia como elemento central del argumento.





GANADORAS:

PRIMER LUGAR



SPECTRUM — Gabriel Bevilaqua

Bucle

Toc, toc, toc.

Miro la hora: las tres de la mañana. Trato de hacer oídos sordos pero los golpes a la puerta no cesan. Al abrir, un tipo —presumiblemente un mago—, me dice que se le ha escapado el conejo de la chistera y me pregunta si no lo he visto. Le cierro la puerta en las narices y vuelvo como un zombi a la cama.

Toc, toc, toc.

Esta vez, un conejo algo ebrio me dice que se le ha perdido el mago.

―Bajito, de grandes mostachos y a punto de jubilar el peine ―balbucea.

Le estampo la puerta y regreso a acostarme.

Toc, toc, toc.

Con un palo de hockey en mi diestra, atiendo, pero en esta ocasión no descubro a nadie tras los golpes. De vuelta al dormitorio, el mago y el conejo me observan desde la cama.

―¡Este fue el tipo que me cerró la puerta en las narices! ―gritan al unísono.

Entonces el mago se quita la chistera y se la extiende al conejo, quien saca de la misma un revólver, me apunta y dispara.

Con el corazón a galope, me palpo todo el cuerpo... Tras un suspiro interminable, me hago un sitio entre ambos y procuro conciliar el sueño.

Toc, toc, toc.

Miro la hora: las tres de la mañana.


SEGUNDO LUGAR

LOREM IPSUM

El aprendiz

Quedó a cargo del castillo, el maestro no regresaría sino hasta la noche. Qué hacer, excepto esperar, mas quiso invocar una mujer —lo que más deseaba en el mundo— aunque implicara un hechizo avanzado y —para él— prohibido.

El docto alquimista lo hacía a menudo, momentos antes de desaparecer tras la puerta del pabellón sur acompañado de una frondosa beldad sobre zapatos de tacón, con medias negras y nada más.

Empezó con el calzado, cual indica el conjuro. Ante el asombro de sus ojos apareció un par de factura exquisita, en guadamecí de oro y agujas de plata rematadas en diamante.

Después no pasó nada, nada, hasta que el aprendiz frustrado se deshizo en imprecaciones viendo que los objetos de su ira se multiplicaban: cuatro, ocho, dieciséis... En pocos minutos hubo miles de zapatos taconeando impacientes por toda la fortaleza.

Huyó aterrorizado. Cuando alcanzó una colina cercana volteó la cabeza y pudo ver trillones de zapatos en dirección a la ciudad. Se fue de bruces desesperanzado, y supo que el estruendo de ese ¡toctoctoc! atronador era el sonido del Fin del Mundo.


TERCER LUGAR (compartido)

CALPURNIA

Attrezzo

De noche, a escondidas, el mago aboca en el basural ases atascados en la manga, reticentes conejos del fondo de la chistera y los aserrados restos de la rubia desmembrada en el articulado cajón. Mañana, nueva función a las 10.


WOLF — Gabriel Bevilaqua

Fábula para los días sin sol

El mago extrajo una trompa larga y gris de la chistera, la trompa de un elefante. Atónito, intentó sacar al resto del paquidermo pero comprobó que este se resistía. Entonces, sin soltar el apéndice nasal, se asomó a la boca del sombrero e increpó al animal para que saliese.

—Lo siento —dijo el elefante—, al ver su mano le tendí la trompa porque creí que me estaba saludando. Pero entienda usted que me resulta imposible complacerlo.

—¿Por qué?

—Mire, por lo que olfateo, ahí afuera hay mucha gente y me da vergüenza aparecerme así, de improviso, tan despeinado y sin corbata.

—¡Esas cosas no le importan a los niños!

—¿Niños? Nunca vi uno. ¿Cómo son?

—Son como el resto de la gente aunque pequeñitos de cuerpo.

El elefante se quedó pensativo.

—Sin embargo los niños tienen una particularidad... aunque de seguro a usted eso no le interesa.

—¿Cuál? —dijo el paquidermo con los ojillos redondos como monedas.

—Los niños, a diferencia de sus mayores, creen que se puede sacar cualquier cosa de una chistera, incluso un elefante. ¿Pero sabe qué pasa cuando, por ejemplo, dicho elefante se niega a salir?

—No.

—Dejan de creer en la magia.

—¡No me diga!

—Sí le digo. Aunque mejor no lo entretengo más... Sólo una última cosa, ¿no vio al conejo por ahí?

—Señor mago, habiendo un elefante aquí pregunta usted por un conejo. ¡Vamos, vuelva a jalarme de la trompa que me muero por conocer a esos niños!


CUARTO LUGAR (compartido)

EL VICO ESCARLATA — Víctor Antero Flores

Para que vuelva la pareja amada

—Toma —graznó la vieja dándome el frasco lleno de orina. El líquido había llegado color paja pero al terminar el trabajo se había tornado azul. En su interior se agitaban dos fotografías enlazadas por un cordón rojo. —Lo vas a sembrar en tierra de piso y lo riegas una vez en la mañana y una vez en la noche, y la volverás a tener contigo en una semana.

—¿Cuánto le debo?

—Dame treinta mil pesos, y di que te fue bien.

—¿Y si no regresa?

—Mi trabajo es garantizado. La tendrás de nuevo.

—Pero… ¿y si no?

—¡Viene el dinero!

Religiosamente planté el recipiente en un terreno frente a mi casa. Con igual fe lo regué durante los crepúsculos. Al séptimo día ella no regresó.

Pensé en descargar mi ira sobre la bruja, pero algo inquietante ocurrió a la mañana siguiente. Justo en el lugar de la plantación brotó un árbol que se me antoja muy simétrico, escalonado, lleno de flores enormes, multicolores, como de papel maché. Creció muy rápido y hace tres días surgió un fruto sanguíneo. En veinticuatro horas ya era un capullo enorme, lleno de tubos venosos… y hoy, en el interior de esa pupa, he reconocido las formas de una mujer.



EL MERCADER DE VEHEMENCIA

Punto final

Deprimido, agobiado por deudas, su divorcio y la creciente falta de concentración, supo que debía retirarse, pero lo haría de forma inolvidable. Una semana antes, hizo el anuncio de una gala de despedida.

Esa noche, con un lleno absoluto y animado por las muestras de cariño del público, realizó la más increíble función de magia que se hubiera visto nunca. Al final, pidió a sus asistentes que lo encadenasen antes de introducirlo en la gran cuba de cristal. Allí ejecutaría, como de costumbre, otro de sus inexplicables escapes.

Segundos después desapareció de la vista envuelto por vítores y aplausos mientras el último botón se disolvía en el ácido.


QUINTO LUGAR

CHROMALUX

Hobin Rood

El mago no daba crédito. Aquel voluntario salido de la nada resultó más hábil que él. No solo desapareció conejos, palomas, mazos de cartas, monedas y cuanto pudo, sino que además de dejarlo en calzoncillos, también cargó con sus dos asistentes y las carteras del público de la primera fila. En la confusión, reapareció para devolverle la chistera y, de paso, hacer una caravana para agradecer la sonora ovación del populacho de las últimas filas.


MENCIONES DE HONOR:

MANDRAKE

Sibilino

El abucheo del público siguió a cada uno de sus trucos, por lo que decidió rematar el show con su acto más preciado: extrajo de la chistera un estruendoso aplauso.


LE NIAIS

Jeannot Lapin

El mago sacó un huevo colorido. Desconcertado, lo regaló al público. Sacó otro. Y otro. Y otro. El conejo descansaba satisfecho.


FICTIOUS III

Magia doméstica

Era la primera ocasión en que vería actuar a un mago y contaba los días para la función del famoso Karloff, quien, a decir verdad, me decepcionó. Frente a mis padres era un burdo aprendiz. Aparecer de la nada no solo comida, ropa, medicinas, libros y demás, sino también consuelo y cariño durante años para su prole, demuestra la maestría de mamá. Mientras que mi padre... ese cabrón no se quedaba atrás: sus legendarias desapariciones duraban años.


OGMIOS — Isabel Segura Boutry

Una mente maravillosa

—¡No puede ser! —musitó el mago al palpar lazos y encajes en el interior de su chistera. —¡Y el día de mi cumpleaños! —runruneó mientras, en el interior de su cabeza, iban revelándose imágenes de sicalípticas señoritas saliendo de tartas gigantes, entonándole al oído un sensual 'japiberzdeituyú', comiéndole la boca, galopándole... —¡No! —se repuso de golpe— ¿No podían haber esperado al final de la función estos gamberros? Ya sé que son 50 años, la crisis de la mediana edad, los gatillazos —escalofrío súbito— ¡Pero aquí, en el escenario, delante de mi público! —se indignó y, con gran profesionalidad, procedió a extraer el contenido del sombrero.

El público enfervorizado aclamaba a su ídolo entre vítores y aplausos. Apenas si dejaba oír el mensaje de aquella preciosa criatura, Alicia, recién salida de tan oscura prenda que repetía una y otra vez:

—El Conejo Blanco llegaba tarde.



FICTIOUS III

Última función

De entre las manos del mago surgió una flor que pronto transformó en un gran fruto. A poco, cientos de gusanos emergieron de él y se introdujeron por las mangas. Antes de transcurrir un minuto ya había desaparecido y solamente quedaban el traje negro y el par de zapatos sobre el piso.

El teatro se desgranó en una ovación que terminó súbitamente al desvanecerse los espectadores de la primera fila.


EL MERCADER DE VEHEMENCIA

Nadie sabe para quien trabaja

En un intento de innovar, el mago se envuelve en la capa, musita unas palabras en alguna lengua muerta y con la mano hace un pase para desaparecer. Público, teatro y la ciudad entera se esfuman y él se halla de pronto en medio del desierto. Perplejo, intenta saber qué ocurrió y recordar el conjuro inverso mientras, desde una roca cercana, dos buitres aplauden con entusiasmo. Los muy hijos de puta se miran entre sí, arquean lo que podrían ser cejas y asienten con la cabeza en señal de aprobación.



FICTIOUS III

En el agujero

El físico supo que se había sacado la lotería cuando logró crear un Agujero de Gusano en el laboratorio. A partir de entonces se dedicó a realizar sorprendentes actos de desaparición para después reaparecer toda clase de cosas traídas del universo gracias a aquella chistera cósmica, hasta el día que se lo tragó su propia obra.

Ahora, entre quarks y mesones deambula en otra dimensión, como un desempleado más en alguna región remota del espacio-tiempo, donde la física y la magia son asignaturas de preescolar. Para matar las horas, hurga en sus bolsillos y busca debajo de la manga, en espera de hacer aparecer al esquivo Bosón de Higgs o encontrar el camino a casa.


LE NIAIS

Broche de oro

Desesperado, como último acto desapareció al público que lo abucheaba.


MOSCO VITA

Tamaño 'Titanic'

El viaje estaba resultando espectacular. Todo ahí era grandioso y de enormes proporciones, como el buque. Esa noche, los vestidos largos, las joyas y aquellos trajes de etiqueta daban un toque especial a la cena de gala. Apenas iniciaba la sobremesa cuando apareció el mago. Luego de anunciar que cumpliría las más extravagantes peticiones, dio inicio a la función con increíbles trucos que superaban, por mucho, las expectativas de los presentes. Todo iba de maravilla, hasta que a un imbécil se le ocurrió pedir que hiciera aparecer un cubo de hielo.

 OLAF

La magia nostra

Cuatro colegas irrumpieron en la funeraria durante el velorio del mago. El primero pronunció un conjuro sobre el ataúd y éste se abrió. El segundo puso a levitar al cadáver. El siguiente lo resucitó, y el último lo atravesó con una espada.

—Ustedes disculpen —dijo a los dolientes uno de ellos—, solo queríamos asegurarnos de que esta vez no fuera truco.


MANDRAKE

Doxábula

El Gran Zhílov tenía la fama de convertir un gato en liebre ante los ojos atónitos del respetable, sin necesidad de cubrirlo con telas mágicas ni de utilizar una chistera. No obstante, su acto fue acogido aquí con abucheos y rechifla. Indignado por tal respuesta, con un pase conjuro desapareció a todo el público. Y mire usted, por extraño que parezca, una estruendosa ovación llenó la sala, y él pudo marcharse con su honor intacto. Desde entonces, los habitantes de Ficticia somos virtuales.


GAL Y MATÍAS

Escapatoria

Anunció ante su auditorio que desaparecería de la faz de la tierra. Dijo también que en su testamento dejaba todo a su esposa, excepto la vara mágica que puso en manos de su asistente. La joven advierte al recibirla que lleva un trozo de papel enrollado: “Martes, vuelo 753 a Bali”.


GERMÁN G. S.

El quid

“Ser y no estar, estar y no ser. He ahí el dilema”. Esas palabras, resumen de su incertidumbre, rondan en la cabeza del mago antes de intentar por primera vez el acto de desaparición. Cuando finalmente vence sus temores y da el paso, su gran duda se disipa al comprobar que no ha dejado de ser ni de estar. Inmerso en una oscuridad fría y viscosa, ahora solo se pregunta: “¿qué carajos soy y dónde demonios estoy?”.




El fallo y demás consideraciones de Ricardo Robles Cruz, en la Bitácora de La Marina.

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1 comentario:

  1. Un veredicto rico en matices. Gracias, Ricardo. Un gusto verte en el Arca.
    Un abrazo, Miriam

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